Pobre Corazón.

 

 

 

Cómo es posible que haya llegado a esto.

 

 

A ser utilizado para referirse a las revistas y programas del cotilleo.

 

 

Hay que tener un poco de respeto por las cosas importantes, por favor.

 

 

 

 

Veréis.

 

 

Lo reconozco.

 

 

No las soporto.

 

 

 

 

 

No soporto las revistas del corazón.

 

 

Cuando vivía con mis padres, mi madre todas las semanas compraba una muy barata.

 

 

Era un popurrí de cosas, tan “pronto” te hablaba de los famosetes como de alimentación, dietas, ejercicio, belleza, la invasión de los alienígenas, la fabricación de las pirámides de Egipto… cualquier cosa.

 

 

Madre mía. Yo aquí intentando parecer culto con la revista del National Geographic y cuidarme con el Men´s Health y resulta que con la revista ésta lo tengo todo.

 

 

 

 

 

Ahora casi todas las semanas me toca comprar una que utiliza un saludo como nombre.

 

 

 

 

-Hola, buenas, me llevo dos barras de pan.

 

-Una botella de agua.

 

-Y, si nadie lo impide (por favor, que alguien lo haga…), me cobras la revista.

 

 

 

 

Y cuando leo los titulares, me hierve la sangre.

 

Pero a quien narices se le ocurren esos titulares.

 

¿A un niño de 2 años?

 

Perdón, no quería faltar el respeto a los niños de 2 años.

 

 

 

 

Además, son como un bucle.

 

Isabel Preysler, Tamara y la familia Real.

 

Y vuelta a empezar.

 

 

 

 

Si este país se hiciera republicano, tendrían un problema.

 

 

 

Y alguno dirá.

 

 

 

-Lo que pasa es que tienes envidia.

 

-Envidia de que ellos tienen mucha más pasta que tú y además les pagan mucho por pocas horas de trabajo que además es muy fácil (supongo).

 

 

 

Pues claro que tengo envidia.

 

El que diga que no la tiene, miente.

 

Soy envidioso pero no idiota.

 

Si me pagaran 60.000 € por decir en una revista de éstas cuatro chorradas en una hora, también lo haría.

 

 

 

O quizá no…

 

 

 

¿Por qué?

 

Porque creo que en esta vida ser famoso y rico puede estar bien.

 

Pero hay una cosa que es mucho mejor…

 

 

 

 

 

 

Exacto.

 

 

Ser rico y anónimo.

 

 

 

Es evidente porqué.

 

Puedes hacer lo que te dé la gana, pero sin que nadie te moleste.

 

No tienes que aguantar a tíos persiguiéndote en coche, a pie, en patinete, en globo o con muletas mientras intentas hacer algo tan simple como tomarte un café en una terraza.

 

 

 

 

 

Así que como en esta vida se puede pedir de todo.

 

 

Y los reyes magos están a la vuelta de la esquina.

 

 

Si tengo que elegir, me pido tener pasta y que no me conozca ni el tato.

 

 

Pero, sobre todo, tener pasta.

 

 

Lo de que el dinero no da la felicidad…

 

 

En fin.

 

 

Lo dejamos para otro pensamiento metafísico.

 

 

 

 

 

Exprime el día.

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