Como sabrás…

 

 

Fleming inventó la penicilina.

 

Edison, la bombilla.

 

Gutenberg, la imprenta.

 

Y atención.

 

(Redoble de tambores…)

 

 

 

El Covid, la máquina de teletransportación.

 

 

 

 

Pero qué dices, ¿te has dejado el cerebro en la mesilla?, eso no existe.

 

Si existe, me explico.

 

 

Hace unos años, el proceso para ir a un juicio era.

 

 

Me pongo la americana.

 

Cojo las llaves.

 

Cojo, el coche, la moto, el patinete, el carro de San Fernando, lo que sea…

 

…Y me planto en el juzgado.

 

 

Ahora.

 

 

No me pongo la americana.

 

No cojo las llaves.

 

No cojo el coche, la moto, el patinete, el carro de San Fernando, lo que sea…

 

Sólo enciendo la cámara del ordenador, meto unos números.

 

Y…

 

 ¡¡¡tachán!!!

 

Me teletransporto al juzgado para hacer el juicio.

 

 

 

Todo gracias al Covid.

 

 

 

Ves como en el fondo, todos tenemos un lado bueno.

 

Hasta el Covid.

 

Aunque sea un fondo muy profundo, que casi ni se ve.

 

 

 

¡¡¡Qué maravilla!!!

 

Ahorras gasolina.

 

El ticket de la Ora.

 

Tener que pagar a un compañero.

 

Salvo que seas Pedrito y tengas a tu disposición el Falcon.

 

Dicen las malas lenguas, seguramente sean malas lenguas fachas, que lo utiliza hasta para ir de un lado a otro de la Moncloa.

 

Estos fachas, siempre con sus bulos.

 

 

 

Y, sobre todo, ahorras tiempo.

 

 

 

No sé los demás.

 

Pero yo estoy encantado con esta máquina de teletransportación.

 

Eso sí, siempre la utilizo sólo.

 

Imagínate que me pasa como al protagonista de “La Mosca”.

 

Y, en vez de meterse una mosca, se mete conmigo alguno del gobierno.

 

 

¡¡¡Qué horror!!!

 

Pero no para mí.

 

Para él.

 

Se volvería HONRADO.

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